La Interoceánica: Un Análisis de Caso de las Carreteras Amazónicas
Una nueva carretera amenaza a los bosques y pueblos indígenas de la remota región de Yurúa. Construyéndose por taladores y la mafia de la coca, sin ningún tipo de aprobación o cumplimiento con leyes ambientales ni derechos indígenas, la carretera podría traer impactos devastadores para los bosques intactos de Yurúa y sus comunidades indígenas. Uno puede ver a la carretera Interoceánica de la región peruana de Madre de Dios como un análisis de caso de los impactos que conllevan carreteras ilegales y sin planificación en la Amazonia peruana.
La carretera Interoceánica del departamento de Madre de Dios en Perú fue promovida como una inversión necesaria para brindar desarrollo económico a comunidades locales en Puerto Maldonado y al norte en el pueblo fronterizo de Iñapari. La capacidad de exportar productos peruanos a Acre, Brasil y al resto del mundo por medio de puertos en la costa Atlántica fueron destacados como los principales beneficios de la carretera, así como medios productos y servicios provenientes de Brasil. Los promotores del proyecto afirmaban que entre treinta y cuarenta camiones usarían la Interoceánica diariamente, transportando productos y ofreciendo un aumento a la economía local. (La Interoceánica se ha convertido desde entonces en uno de los escándalos de corrupción más grandes, involucrando numerosas autoridades peruanas incluyendo varios presidentes.)
Una década más tarde, ninguno de estos beneficios ha sido realidad. Las exportaciones brasileñas no han mejorado los estándares de vida de los peruanos; de hecho, la mayoría de los camiones que utilizan la carretera transportan madera, en su mayoría ilegal, de los bosques a ambos lados de la carretera. Docenas de camionetas viajan desde Madre de Dios ida y vuelta, transportando a madereros y más agricultores con el fin de cortar, limpiar y quemar bosques para el cultivo. Esta invasión también ha creado una robusta economía de tráfico de tierras, en donde las supuestas asociaciones de agricultores, generalmente conformadas por gente reclutada en los Andes con la promesa de prosperidad en la selva, frecuentemente toman tierras de manera ilegal para despejar chacras. Esto incluye a grupos como AEMINPU Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, quienes tienen como objetivo “colonizar la selva” deforestándola. Un grupo de la Misión Israelita llegó recientemente a la región de Iberia cerca de Iñapari, asentándose en concesiones de bosque mal gestionadas que amortiguan la Reserva Territorial de Madre de Dios a comunidades aisladas. Este es solamente un ejemplo del ciclo de deforestación que traen consigo las carreteras con poca planificación y administración en la Amazonia.